martes, 30 de diciembre de 2008

METAL: A HEADBANGER`S JOURNEY

Mi última crítica del 2008 se hará cargo de una producción que busqué insistentemente durante años y que finalmente pude revisar este fin de semana: Un documental respecto del Heavy Metal y sus múltiples aristas: orígenes, bandas claves, iconos, controversias, fans y un gran etcétera.

Aún recuerdo el momento en el cual me enteré de este proyecto; me provocó la misma sensación cuando me encuentro a la espera de un concierto…de Heavy Metal. Es que, claro, no podía ser de otra manera. ¿No se habrán ubicado más como fan que como críticos todos aquellos connotados cinéfilos que, junto con admirar a Scorsese, llevan a los Rolling Stones grabados en la piel?
Guardando las proporciones, este pudiese ser un caso parecido. No obstante lo anterior, el impulso final para redactar estas líneas lo entregó una reflexión que nació justamente al escuchar un disco del estilo musical mencionado. La banda era sueca y “cantaba” (por llamarle de algún modo) en inglés. Por otra parte, soy chileno y la mayoría de las bandas locales del estilo cantan…en inglés. Por supuesto, los ejemplos suman y siguen a escala Global. He ahí, en mi opinión, una primera paradoja. Asumiendo que el Heavy Metal y sus distintas variantes es un estilo musical que se pretende underground (al menos un número importante de fans disparan desde esta trinchera) ¿porqué apuestan mayoritariamente por el inglés como idioma que vehicula sus discursos?

Lo anterior no busca ni siquiera insinuar que el Heavy Metal tenga afanes de dominación mundial (de hecho, en muchísimos casos es subversivo), sin embargo, a estas alturas de mi vida no me creo el cuento de que es un arte absolutamente desinteresado del reconocimiento masivo y, en última instancia, de la participación en el mercado, por lo tanto, el idioma ingles supondría una suerte de “fin que justifica los medios”.

Ahora bien, ¿que tiene que ver todo esto con la película de Sam Dunn?. En primer lugar, pienso que la frase final de la película (“si el metal no te provoca esa arrolladora sensación de poder y no hace que se te ericen los cabellos de la nuca, tal vez nunca lo comprendas. ¿Y sabes qué? Eso está bien. Porque, a juzgar por los 40.000 metaleros que me rodean, estamos bastante bien sin ti”) es peculiarmente iluminadora de la posición del realizador (la cual, en todo caso, nunca se oculta) puesto que justamente hace entender que el Heavy Metal es una cultura (en tanto construcción de símbolos y significados y sentido de pertenencia), pero cerrada, hecho que además, va acompañado de un acto reivindicativo (“estamos bastante bien sin ti”, es decir, algo así como no nos importa que te sumes a nuestra cofradía). Lo anterior, no obstante ser muy respetable, corre el riesgo de ser un tanto tramposo puesto que, como lo indiqué anteriormente, hay algunos elementos que no logro descifrar con claridad, pero que esbozan una cierta vocación “overground” (penetrar en un número mayor de mercados y aumentar la base de fans, por citar un par de ejemplos) en algunas ramas del Heavy Metal.

Lo segundo, y quizás más relevante, tiene que ver con el concepto de identidad. En mi opinión, al hablar de cultura necesariamente hablamos de identidad y pareciera ser que el antropólogo responsable del film posee una óptica un tanto estática del término, lo que podría conducir a afirmar que los “metalheads” son fundamentalmente eso y que, de cierta manera, tributan de ciertos símbolos que, sin representar un uniforme, sí entregan rasgos claramente identificables desde el punto de vista estético.
Ahí radica, para mí, una debilidad conceptual de la obra, puesto que sentirse parte de un determinado estilo musical, no excluye adscribir a otros campos artísticos y de la vida en sociedad con igual fuerza y entusiasmo. Me parece que esa ortodoxia metalera representa un aspecto negativo en tanto implica una alta dosis de intolerancia y falta de respeto. Sin ir mas lejos, aún son vigentes los conceptos “poser”, “trendy”, “wimpy”, “true” y muchos otros, los que sirven básicamente como parámetro evaluador entre los que “son verdaderos metaleros” (es decir, dentro de la cofradía) y los que se ganan el desprecio por ser “pretendidos y falsos” (o sea, fuera de la cofradía), cuando, en rigor, la cofradía no es tan pequeña ni marginal.

Hacia el final, lo cierto es que estamos ante una obra de muy buena calidad, con fuentes notabilísimas dentro del ambiente, con un ritmo interesante con una propuesta temática bastante extensa, con una filmación y edición acertadas y, quizás lo más importante, con un enfoque que no busca para nada la objetividad y una metodología que, en última instancia, me permite afirmar que estamos ante una suerte de documental – tributo (si es que existe el término) mas que ante cualquier otra cosa.

Película: Metal: A Hedabanger`s Journey.
Año: 2005.
Pais: Canadá.
Productora: Banger Productions.
Directores: Sam Dunn, Scot Mcfadyen, Jessica Joy Wise.
Guión: Sam Dunn, Scot Macfadyen, Jessica Joy Wise.
Reparto: Documental.

sábado, 13 de diciembre de 2008

HANCOCK

En primer lugar, reconozco que no soy un experto en superhéroes, pero imagino que a pesar de la amplia oferta, todos responden, más o menos, a algunas características transversales: En mi opinión, todos comparten un ámbito sociológico, en términos de que son elaboraciones propias de las sociedades modernas, las cuales dada su mayor complejidad ven diversificadas también sus problemáticas. Desde ese punto de vista, entonces, es casi un imperativo representar la necesidad de protección en algo más que la policía, el ejército y, posiblemente, los valores eclesiásticos.Es posible que también compartan un campo religioso, dado que algunos poseen características atribuibles a los Dioses (inmortalidad) e incluso (a riesgo de sonar hereje) de Cristo, en el sentido de que, al final, están dispuestos a morir cargando sus cruces (entiéndanse: poderes).También existe una dimensión moral, en el sentido de que se les pide que, junto con salvar al mundo, cristalicen valores superiores y sean éticamente intachables.Finalmente, observo una dimensión política en una de las funciones inherentes de todo superhéroe: la protección de la ciudadanía.No obstante estos ítems que pueden sugerir niveles importantes de complejidad, los superhéroes me parecen en general construcciones planas (salvo, tal vez, algunos momentos del primer Batman de Nolan) que tributan fundamentalmente de un universo simbólico asociado a la fantasía y a nuestra conexión con lo infantil.Pero, ¿qué tiene que ver esto con Hancock? En rigor, casi todo. Sin embargo, hay algunas ideas que suponen un atisbo de originalidad. Por ejemplo, el director apuesta por mostrar a un superhéroe irreverente, irónico y deprimido, en una decisión donde, a mi entender, el riesgo de caer a la parodia es bastante alto, sin llegar a eso. Primer mérito de la obra.
Por otra parte, Hancock no es anónimo, no necesita disfraces y, en general, la comunidad parece estar más dispuesta a prescindir de él que a perdonarle sus excesos. Segundo acierto del film.Para continuar, Hancock no es Peter Parker, puesto que no se tensiona con sus responsabilidades de héroe (vuela a atrapar a los villanos incluso al ser despertado de la resaca por un niño), pero pareciera ser que esto lo hace con la misma intensidad con la que se sumerge en el whisky. Tercera aprobación para la película.Sin embargo, inevitablemente el guión se fractura y deviene en la serie de convencionalismos y líneas argumentales que pueblan hasta la saciedad las historias de superhéroes: orígenes inverosímiles, deseos de volverse humano por…¿adivinan? exceso de pirotecnia, barnices de drama relativamente manipulatorios y, por supuesto, un final insultantemente prefabricado que, sin arrojar a la deriva a la película, banaliza algunas de las ideas fuerza que se presentan como novedosas e interesantes.En síntesis, un poco mas interesante que las típicas películas de superhéroes, pero menos seria y profunda de lo que en algún minuto sugiere (o pretende) ser.

Pélicula: Hancock
Año: 2008
Pais: USA
Productora: Columbia Pictures , Forward Pass, Overbrook Entertainment
Director: Peter Berg
Guión: Vince Gilligan, Vincent Ngo
Reparto: Will Smith, Charlize Theron, Jason Bateman

miércoles, 3 de diciembre de 2008

PEQUEÑA MISS SUNSHINE

La verdad es que la amplitud en el rango de las calificaciones y opiniones que he podido revisar acerca de esta película me pareció tanto o más interesante que el propio film, principalmente porque expresa una cierta radicalidad que no imaginé que el largometraje podría generar.En mi opinión, Pequeña Miss Sunshine contiene elementos más o menos transversales que tanto aquellos que la aman como los que la odian los reconocen por igual, pero, lo valoran de manera distinta. Esto me hace suponer que es el terreno ideológico, más que el juicio estético, artístico e incluso técnico el que impulsa la mayoría de las críticas. Pues bien, creo que mi opinión se levanta a partir de la misma plataforma, es decir, la obra realmente me gustó, y por lo tanto es a partir de ahí donde el ejercicio argumentativo se vuelve a favor (casi como una “defensa”) de ella.Es cierto, a pesar de la libertad que debiese suponer una familia "disfuncional" en términos de guión, tensión dramática o humor inteligente, me parece que los personajes son algo arquetípicos (tal vez caricaturescos), no son particularmente profundos (citar a Proust y a Nietzsche no lo garantiza) y la historia irremediablemente adquiere un tono bienpensante y discursivo (incluso, políticamente correcto) que no llama particularmente la atención.En efecto, creo que cada una de las exageraciones de los personajes es un recurso efectista (también efectivo, hay que decirlo) puesto que finalmente la relación de la familia con el entorno social es escasa y prima la mirada hacia adentro, por lo tanto, tal vez no era tan necesario poblar de freaks el argumento, porque los mismos conflictos los puede tener una familia "normal".
No obstante lo anterior ¿no les parece que está especialmente bien actuada y dirigida?; ¿No creen que los personajes son extraordinariamente queribles?; ¿no sienten que tiene un ritmo que jamás decae y, por lo tanto, que captura nuestra atención desde un comienzo?; ¿no son acaso estos argumentos mas que suficientes para disfrutar de un film?En mi opinión, no hay que buscar profundidad donde no la hay, pero tampoco se puede decir que estemos frente a una "americanada". De verdad, me parece que estamos frente a un tipo de película dirigida a las masas, pero que no abusa de las masas (de hecho, creo que las respeta), ecuación que me parece mas que digna.Para terminar, debo decir que algunas escenas me hicieron reír como hace mucho tiempo una película no lo hacía, por lo que la sensación en el paladar es sencillamente reconfortante.

Película: Little Miss Sunshine
Año: 2006
Pais: USA
Productora: Fox Searchlight Pictures / Big Beach
Directores: Jonathan Dayton y Valerie Faris
Guión: Michael Arndt
Reparto: Steve Carell, Toni Collette, Greg Kinnear, Alan Arkin, Abigail Breslin