sábado, 13 de diciembre de 2008

HANCOCK

En primer lugar, reconozco que no soy un experto en superhéroes, pero imagino que a pesar de la amplia oferta, todos responden, más o menos, a algunas características transversales: En mi opinión, todos comparten un ámbito sociológico, en términos de que son elaboraciones propias de las sociedades modernas, las cuales dada su mayor complejidad ven diversificadas también sus problemáticas. Desde ese punto de vista, entonces, es casi un imperativo representar la necesidad de protección en algo más que la policía, el ejército y, posiblemente, los valores eclesiásticos.Es posible que también compartan un campo religioso, dado que algunos poseen características atribuibles a los Dioses (inmortalidad) e incluso (a riesgo de sonar hereje) de Cristo, en el sentido de que, al final, están dispuestos a morir cargando sus cruces (entiéndanse: poderes).También existe una dimensión moral, en el sentido de que se les pide que, junto con salvar al mundo, cristalicen valores superiores y sean éticamente intachables.Finalmente, observo una dimensión política en una de las funciones inherentes de todo superhéroe: la protección de la ciudadanía.No obstante estos ítems que pueden sugerir niveles importantes de complejidad, los superhéroes me parecen en general construcciones planas (salvo, tal vez, algunos momentos del primer Batman de Nolan) que tributan fundamentalmente de un universo simbólico asociado a la fantasía y a nuestra conexión con lo infantil.Pero, ¿qué tiene que ver esto con Hancock? En rigor, casi todo. Sin embargo, hay algunas ideas que suponen un atisbo de originalidad. Por ejemplo, el director apuesta por mostrar a un superhéroe irreverente, irónico y deprimido, en una decisión donde, a mi entender, el riesgo de caer a la parodia es bastante alto, sin llegar a eso. Primer mérito de la obra.
Por otra parte, Hancock no es anónimo, no necesita disfraces y, en general, la comunidad parece estar más dispuesta a prescindir de él que a perdonarle sus excesos. Segundo acierto del film.Para continuar, Hancock no es Peter Parker, puesto que no se tensiona con sus responsabilidades de héroe (vuela a atrapar a los villanos incluso al ser despertado de la resaca por un niño), pero pareciera ser que esto lo hace con la misma intensidad con la que se sumerge en el whisky. Tercera aprobación para la película.Sin embargo, inevitablemente el guión se fractura y deviene en la serie de convencionalismos y líneas argumentales que pueblan hasta la saciedad las historias de superhéroes: orígenes inverosímiles, deseos de volverse humano por…¿adivinan? exceso de pirotecnia, barnices de drama relativamente manipulatorios y, por supuesto, un final insultantemente prefabricado que, sin arrojar a la deriva a la película, banaliza algunas de las ideas fuerza que se presentan como novedosas e interesantes.En síntesis, un poco mas interesante que las típicas películas de superhéroes, pero menos seria y profunda de lo que en algún minuto sugiere (o pretende) ser.

Pélicula: Hancock
Año: 2008
Pais: USA
Productora: Columbia Pictures , Forward Pass, Overbrook Entertainment
Director: Peter Berg
Guión: Vince Gilligan, Vincent Ngo
Reparto: Will Smith, Charlize Theron, Jason Bateman

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